Otra carta que destruir....de las que nunca debí escribir...


Si te digo que te amo, te estoy mintiendo porque en realidad no sé si es lo que siento, porque para mis sentimientos no hay palabras que puedan contenerlos; podré decirte te quiero, y sin embargo te estaré diciendo solamente una pequeña parte de lo que siento. No quiero mentirte, quiero la sinceridad de mis sentimientos, por eso no me atrevo a confesarlos, porque sé que no me comprenderías, que no sería sincera, que te diría un “te quiero” para salir del paso cuando es mucho más que eso lo que siento. No puedo hablarte, no puedo expresarlo con palabras, porque no existen o no soy capaz de encontrarlas; pero sé que puedes ver lo que siento a través de mis ojos, de mi mirada que se pierde cuando se encuentra con la tuya, de esos ojos que te buscan y anhelan que los tuyos les devuelvan la vida, el brillo de la esperanza, la luz del amor verdadero.

Pareces confuso, te miro y veo la duda en tu mirada, tus temores se enclavan en tu mente, tu pensamiento no se aclara con lo que sientes. Soy tu amiga, puedo ser tu compañera, pero crees que no estás seguro de amar lo suficiente; tus dudas me matan poco a poco, hieren mi corazón despacio, y despacio sangra mi dolor de saber que no está en mi mano tratar de hacer realidad nuestros sueños, porque aparece la duda, la pesadilla de este amor inconcluso, esa pesadilla que está acabando con mi vida.

Sueño con despertar cada día a tu lado, contemplarte mientras duermes, mirar como tus parpados están relajados, como tus labios esperan un beso, poder recorrer con mí mirada tu rostro mientras descansas, te acaricio con mis ojos mientras duermes. Cada mañana despertarme temprano, para escuchar tu silencio mientras duermes, igual que tu escuchas mis silencios cuando no puedo hablarte, porque sabes escuchar mi corazón, porque sabes oír esas palabras que no te digo, pero sin embargo sabes que las siento.

Eres mi vida, el motivo de mi existencia, sin ti siento que no tiene sentido vivir, porque no concibo una vida sin ti; sin ver cada día esos ojos que me devuelven la vida; sin poder escuchar el eco de tu risa; sin poder perderme en la profundidad de tus ojos y de tu mirada.

Siento que estoy a tu lado, y sin embargo sé que te estoy perdiendo. Mi corazón sangra las lágrimas que no son capaces de liberar mis ojos cuando me dices que no sientes lo mismo, que tienes dudas, que no puedes estar a mi lado para no hacerme daño. No me heces daño, pero me rompes el corazón con tus sinceras palabras, haces que comience a perder el motivo que me hace vivir; rompes mis sueños, destruyes mis ilusiones y me clavas un puñal en el alma con tus palabras. Sin embargo, no soy capaz de llorar, simplemente te escucho y guardo silencio, el silencio de un alma que se pierde en el vacío de la nada, que comienza a vagar sin rumbo hacia ninguna parte. Así me siento cuando me dices esas frías palabras, como un naufrago en medio del mar, sin esperanzas para sobrevivir, intentando encontrar alguien que lo rescate de la nada. Esperaré el tiempo que haga falta, estaré en una isla desierta llamada Tristeza, pensando cada segundo en ti, en tus ojos, en tu sonrisa, en tu voz melancólica; y esos serán mis acompañantes en la isla de los náufragos del amor, tus recuerdos. Los recuerdos de esos infinitos momentos a tu lado que no podré olvidar. Aparecerán en mi mente una y mil veces aquellas palabras que nunca fui capaz de decirte y que pesarán sobre mi alma por siempre, porque te seguiré amando, porque no seré capaz de fingir que soy feliz, que te he olvidado.

Si pudiera dar mi vida porque me comprendieses, la daría; porque de todas formas, no tiene sentido vivir si no estoy contigo; de todas formas he perdido la vida, porque he perdido mis sueños, esos sueños en los que estabas tú. Mi cuerpo es mi tumba, porque siento que aunque esté viva, he muerto; mi ojos son las ventanas de mi fría morada, desde ellas te veo feliz al lado de otra y es entonces cuando siento que llueve y se humedecen los cristales de esas ventanas detrás de las que me escondo. Mi corazón no late con fuerza cuando me encuentro contigo, porque herido, ha perdido su ímpetu, y aún sangra por ti.

No quiero que veas mi tristeza, mi rostro es una máscara que no expresa mis emociones, pero mis ojos nunca las niegan, y tú lo sabes. Porque siempre has sabido comprender mis silencios y porque sabías lo mucho que significabas en mi vida; ahora, desde mi soledad, no te pido que vuelvas, solamente te pido que puedas ser feliz y que encuentres el amor verdadero, ese que nunca fuiste capaz de sentir por mí.