Carta que fué a ninguna parte....que nunca llegó a nadie...


Con “un mensaje en una botella”, un día en el que la tristeza inundaba mi alma, yo, una naufraga, intentaba encontrar alguien que tendiera su mano desde la otra orilla, alguien que la escuchase. Escribí una carta con pocas palabras, pero llena de sentimientos, la envié con mis lágrimas, y ese mensaje, llegó lejos, a una persona que sin saberlo, me hizo encontrar la esperanza, me hizo sentir el amor, me hizo cambiar…

Y hoy, al igual que ayer, esa naufraga sigue sola en “su isla”, pero tiene un amigo en la distancia, aunque ahora no estamos lejos, pero la distancia entre nosotros cada día se hace mayor, porque nunca llegaré a estar a tu lado, porque siento que te pierdo como lo que te quiero, pero sin embargo te tengo como amigo.

Te mandé una botella llena de suspiros, con todas las veces que pronuncio tu nombre, con muchas palabras que a veces no dicen nada, con esperanzas y miedos, con bromas y desafíos…. Palabras mudas, sonidos sordos, que solamente escucha el corazón de aquél que ama, pero sé que tu corazón es indiferente a mis palabras.

Palabras y palabras que han llenado un libro de sentimientos, palabras que has leído y sin embargo nunca has creído, pensabas que nada era cierto, creías que yo te mentía. No sé decirte de otra forma lo que siento, porque ni en todo el lenguaje hay palabras suficientes con las que pueda decirte lo que hay dentro de mi alma y los sentimientos de dolor y amor que me matan.

Como un atardecer de invierno, sin calor, sin luz, sin un último rayo de de sol que se asemeje a la esperanza, así está mi corazón cada día que no logra hallar tu mirada. Mis ojos repletos de emociones, de sentimientos, de amor, que son prisioneros por sufrir el amor en silencio huyen y se esconden de ti, y, sin embargo, mi mirada te busca entre las multitudes, anhelando cruzarse un fugaz segundo con tu mirada, que cuando te encuentra, huye por miedo a que sin llegar a hablarte, te diga cuanto siento.

Sé que nunca llegarás a amarme, sé que nunca sentirás por mí lo que yo siento hacia ti, y sin embargo sería capaz de todo por estar a tu lado; por mirarte a los ojos sin miedo, por poder decirte lo que siento, aunque me digas que me equivoco, que eres mi amigo y no quieres hacerme daño.

Mis palabras a veces confunden tu mente, me dices que no sabes lo que sientes; me pides perdón cuando la culpable de amarte soy yo. No quieres hacerme sufrir, por eso me rompes el corazón y destruyes mis pocas esperanzas.

Los dos sabemos que no es fácil seguir como amigos: tú dudas, y yo te amo…, a nuestro alrededor nadie sabe nuestra historia, por lo que lo nuestro, es un amor inexistente para todos, incluso para ti, por eso disimulas, por eso te escondes. Porque es más fácil negar lo que sientes a aceptarlo.

Cuando estamos cerca, tus ojos me examinan disimuladamente, a veces hacemos lo mismo, miradas esquivas que se buscan y a la vez huyen para no encontrarse nunca; como dos líneas paralelas que son iguales, siguen un mismo camino, pero que sin embargo nunca se encuentran, eso somos tú y yo; dos piezas repetidas de un puzzle, que no encajan la una en la otra porque son iguales. Tal vez nos conocemos demasiado bien sin apenas hablarnos, sabemos nuestros miedos y tenemos los mismos fantasmas, pero así, nunca lograremos vencer aquello que nos separa.
Siempre soy yo la que da el primer paso, la que te habla, la que te dice lo que siente y lo mucho que te ama. Cada paso que yo doy, para poder llegar a tu corazón, tú no me cierras la puerta, pero no estás seguro, confundes tus sentimientos y a mí me partes el alma. Sin querer a veces haces que mis lágrimas desciendan hasta mis labios, que mis manos tiemblen, que mi voz se desgarre en llanto; no te hago culpable de ello, porque es mi castigo por amarte. Lo mío es un amor masoquista, el dolor que siento por ti, me hace fuerte para seguir luchando, para seguir amándote, para seguir llorando.

No quiero olvidarte, no me hago la idea de perderte, pero sé que mi amor para ti no es suficiente; mi alma vacía, llora lágrimas secas en silencio cuando estoy a tu lado; un llanto mudo, arraigado, muerto, que me está consumiendo la vida despacio; negaría que te quiero, pero con ello estaría negando mi vida, negaría todo aquello que soy y que siento; puedo morir yo, pero no puedo matar mis sentimientos.

Quisiera poder decir que ya no te amo, que te he olvidado, pero sé que nunca podré decirte esas palabras, porque por mucho que sufra por este nuestro amor imposible, no podré borrar la huella de amor con tu nombre que hay marcada en la historia de mi vida; no puedo pasar una página de mi diario para no encontrarte, porque no es una sola, tú apareces en todas ellas, incluso existías en mi mente antes de conocerte.

Todas las noches miro al cielo, porque sé que quizás tú también lo miras y sueñas, sueñas con alguien, aunque no sea yo; entonces, sin saber por qué, cuando estoy contemplando el firmamento, una lágrima recorre mi mejilla, porque mi corazón sabe que se está rompiendo, que estoy muriendo por amor. Tal vez tú también lloras, aunque nunca lloraremos de la misma forma.

Los dos tenemos el mismo horizonte, pero nunca lo veremos de la misma forma. Tú y yo sabemos que hay más detrás de un rostro, que hay más que un cuerpo…, que sabemos ver el interior de los demás y los nuestros propios, por eso hay veces que sobran las palabras para decir lo que sentimos con una mirada. Nunca podré decirte cuánto te quiero, porque la única medida del amor, es amar sin medida; júzgalo por ti mismo, tal vez para ti te quiero poco; a mí me gustaría poder quererte el doble de lo que te quiero. Con cada sonrisa tuya que veo, con cada mirada, haces que te quiera más; que me des un motivo por el que vivir, y que sea capaz de luchar por y para ti.

Si algún día las estrellas y la luna no estuviesen en el cielo, no sentiría la oscuridad de la noche, porque aunque no pueda verte aún conservo en mi mente la luz de tu mirada. Tu imagen se repite aunque no estés presente, puedo verte, puedo sentir que estoy a tu lado, puedo escuchar tu respiración; pero sé que no estás, que es mi imaginación la que siempre mantiene vivo tu recuerdo en mi mente.

Hay veces que oigo tu voz armoniosa, te escucho reír, y mi corazón late más fuerte con cada una de tus palabras, haces que los pedazos de mi corazón vuelvan a palpitar por ti; si estoy triste, en esos momentos haces que se dibuje una sonrisa en mis labios, que aparezca un brillo en mis ojos que no sea el de las lágrimas, y que vuelva a encontrar mis motivos para vivir. Aunque tú no lo sabes, eso es así, por ti a veces estoy triste, pero aunque sea contradictorio, tú eres el único que me quita la tristeza. Tú eres el poseedor de mis tristezas y mis alegrías, porque tú eres quien mora en mi corazón, el dueño de mi alma y de mi ser.
Pídeme que no te quiera, que te odie si quieres, pero sé capaz de decírmelo mirándome a la cara; sé que no puedes, sé que no quieres que me vaya, pero tampoco me dices que me quede. Apenas hablas, pero tus palabras se clavan en mi alma como puñales que me hacen más fuerte y a la vez me matan. Una y mil oportunidades te he pedido, y solamente he oído tu silencio, he escuchado tus palabras mudas, tus ojos llenos de dudas; no sé qué es lo que he hecho mal, en lo que me he equivocado, pero no me arrepiento de haberte confesado mis sentimientos, de haberte nublado la mente con mis sinceras palabras. Me pides que cambie, pero no puedo dejar de ser quien soy, no puedo negar lo que siento y dejar atrás mi pasado; yo te quiero tal y como eres, nunca te pediría que cambiases en nada, porque dejarías de ser quien eres, yo al que más quiero, es a quién hay dentro de ti, como eres, con tus virtudes y defectos, para mí nunca habrá nadie como tu, ni podré compararte con nadie más para decirte que me gustaría que fueses como tal o como cual, quiero que siempre seas tu mismo, la persona de la que me he enamorado.

No me atrevería nunca a robar tu corazón, ni a permanecer para siempre en él, tan solamente te pido que seas capaz de dejarme la puerta abierta; tú al igual que yo, necesitas la libertad que anhelas, no quiero que seas prisionero de un amor, porque yo soy esclava del amor por ti, siento la condena que es amarte en silencio, y sin embargo me aferro a la esperanza de que algún día pueda amarte con libertad, sin miedos, sin tener que esconder aquello que siento. Valoro tu libertad más que la mía, deseo que tu corazón nunca sea esclavo de un amor, sino que seas libre para amar, para sentir, que tu amor sea puro como el viento que no tiene morada. Yo, esclava de tu amor, busco ser libre, pero si por amor tengo que sufrir esta condena, prefiero ser condenada a tu amor imposible, que vivir en libertad sin amarte, porque siento que si no estás, mi vida no tiene sentido, no podría vivir sin ti aunque fuese libre de tu amor, porque estaría muerta en vida, y conmigo perecerían todos mis sentimientos, todo lo que da un sentido a mi vida, a mi existencia. No puedo luchar contra la vida, no puedo vencer el desamor, pero puedo escribir palabras que reflejen mi dolor.

Por poder estar a tu lado recorrería el mundo entero, pero estás a mi lado, y siempre te siento lejos; quiero decirte “te quiero”, pero las palabras nunca legan a mi boca, porque siento miedo de que al decírtelo me vuelvas a decir que me equivoco, que solamente soy tu amiga, que tu no sientes lo mismo. Entonces el dolor sería tan fuerte que empezaría a ahogarme en mis lágrimas de silencio, en un llanto profundo que nadie escucha, en un dolor que me iría matando despacio; porque se romperían mis esperanzas, mi motivo para seguir luchando y aún así nadie vería caer una lágrima por mis mejillas. Sufrir y amarte en silencio, eso intento, pero mis sollozos aparecen mientras duermo, cuando sueño que estoy cerca de ti sonriendo, porque aunque en la inconsciencia del sueño, sé que eso es imposible, que es una utopía, un mal engaño de mi mente que intenta contentar a mi corazón para darle la vida que va perdiendo despacio.

Te amo, y tu dudas; te quiero y tu no lo sabes; moriría por ti, por poder amarte, de todas formas siento que la pena y la tristeza me ahogan; las lágrimas ya no brotan de mis ojos, que lentamente pierden su brillo, y se apagan de tristeza; en mi boca no se dibuja esa sonrisa; ahora, no soy amiga del día, me he vuelto amiga de las noches, porque en el desvelo de mi sueño, la noche es mi compañera, el cielo mi aliado, la luna y las estrellas son con las únicas que hablo, les hablo de ti, les pido que algún día seas capaz de comprenderme, aunque no me ames.
Dicen que el amor es eterno, pero el desamor es aún más duradero, es donde de verdad afloran los más bellos sentimientos: amor, dolor, tristeza, nostalgia, melancolía,…, todos los que aportan a mi espíritu la desarmonía necesaria para que aflore mi yo más profundo, mi lado oculto que antes tenía en el olvido.

Lo que más deseo es poder perder mis ojos en la profundidad de tu mirada, de poder decirte miles de cosas sin hablarte, y que sin decirte una palabra, tu corazón sea capaz de escucharme. Poder escuchar tu silencio, hacer una melodía con tus suspiros y los míos, y juntos poder ver un atardecer, el mismo horizonte, donde muere el día y nace la noche. Como el día en que pueda estar a tu lado, morirá al igual que el sol en el ocaso mi tristeza; y brillaran mis ojos al ver los tuyos cerca, como brilla la luna cada noche reflejando la luminiscencia del sol; eso somos tú y yo ahora, tu el día y yo la noche; tu como el sol, reflejas felicidad a tu paso, haces renacer a mi alma…y yo, muero de tristeza en la oscuridad y mis lágrimas tantas como estrellas hay en el universo, soy como la luna, que solamente brilla cuando se cruzar con el sol…nunca están cerca, pero él ilumina su soledad y hace que ella sea especial entre las tinieblas….

Quería decirte que nunca te olvidaré, que si no sé de ti, te buscaría hasta el fin del mundo y más allá donde muere el día y comienza la noche, un día tras otro hasta que fuese capaz de ver en el horizonte el sol muriendo y la luna al mismo tiempo.
¿Lo dudas?...bueno, creo que puedo encontrarte….Aunque estés lejos, estarás en mi corazón, podré sentir donde estás, porque cuando estoy cerca de ti, mi corazón late más rápido y con más fuerza.

Quiero decirte que si tu me odias, yo te amaré; si me olvidas, te recordaré; si huyes, te seguiré allí donde mores. Estarás presente en mi corazón y en mi espíritu, porque no puedo matar lo que siento, no puedo dejar a un lado mis sentimientos y fingir que soy feliz cuando lo único que siento es: la melancolía que invade mi espíritu cuando pienso en ti; la tristeza a cada hora y a cada minuto que no estoy cerca de ti; el dolor, cuando sé que te pierdo porque tú no sientes lo mismo; la soledad, es mi compañera de viaje, mi eterna compañera en la vida…

Te amo y te quiero ¿Lo dudas?...creo que no, pero tampoco aceptas lo que te digo, es más fácil para ti creer que miento con mis palabras, que intento quitar tu libertad al pedirte una última oportunidad; comprende que para mi no es fácil y para ti tampoco lo sería, seguro que ya habrías abandonado esta misión de amar sin ser amado.

Ahora… ¿Qué hago?, ¿Niego que te amo?...no sé mentir ¿Intento olvidarte?...no quiero olvidarte ¿Empiezo una vida nueva?.... estaría fingiendo, mentiría a quien estuviese compartiendo su vida a mi lado, me mentiría a mí misma, y estaría traicionando mis principios. No puedo cambiar, ni fingir, ni mentir…No puedo ser quien no soy…

¿Sonrío o estoy triste? Juzga tú mismo, me conoces desde hace tiempo, sabes que estoy perdiendo la vida y las ganas de vivir; que me estoy hundiendo…pero sin embargo sigo luchando y hago un último esfuerzo para que me escuches, para que leas estas líneas que me cuestan tanto trabajo expresar, porque un nudo aprieta mi garganta, un peso oprime mi pecho y no me deja respirar cuando pienso en que tal vez estas sean las últimas palabras que te dedico.

En mis labios se dibuja una sonrisa, en mis ojos se refleja la tristeza….así es como me ve el resto del mundo, sin tristezas ni alegrías; pero tú me conoces, dices que no serías capaz de verme llorar, y por eso nunca verás una lágrima por ti en mi mejilla, sé llorar en silencio, al igual que te quiero; me dices que no me merezco sufrir por ti, y que si me quieres terminarás haciéndome daño y eso es lo que no quieres, que sufra; pero no sabes que estoy sufriendo más por ti así, que si me hicieses daño de verdad.

Ahora, sí sé qué hacer: estaré siempre ahí, porque no quiero olvidarte; te amaré en silencio, sin decirte nada; mis sentimientos se equivocan y pueden conmigo; mi mente no puede hacer nada contra ellos porque son más fuertes que yo, además no sé luchar contra ellos. Solo te pido que pienses en lo que sientes, en lo que quieres, que dejes tus dudas y tus miedos, que yo siempre te estaré esperando, porque no quiero dejar de quererte aunque tú nunca seas capaz de amarme…

Recuérdalo, yo siempre estaré a tu lado cuando me necesites, porque tú siempre vas a estar en mi corazón.